BONATTI-GHIGO al CAPUCIN
La aventura a la que nos enfrentamos en esta ocasión Felix y yo, no es comparable ni mucho menos a la que vivieron en su día los aperturistas de esta línea visionaria. La vía, primera de la pared, abierta por los grandes alpinistas Walter Bonatti y Luciano Ghigo, en el año 1951, supuso una gran hazaña y fue una revolución en el mundo del alpinismo de aquella época. En gran parte de la apertura se utilizo la escalada artificial, la progresión se hacia mediante pitones en su mayoría, pero la línea quedo casi completamente limpia para futuras repeticiones. No es el caso de hoy en día, al ser una de las grandes clásicas del macizo se ha convertido en una ruta semi-equipada, con todas las reuniones emplazadas con dos paraboles con argolla, y durante los largos numerosos clavos que facilitarán nuestro avance, esto hace que la escalada sea mucho menos comprometida y se pueda recorrer en un día largo de escalada.
Plantamos la tienda, como siempre, en el plato de la Aiguille du Midi. La tarde todavía esta bastante nubosa, a causa de los restos de una pequeña borrasca que azoto el día anterior el macizo. Miramos nerviosos la pared Sur de la Aiguille intentando vislumbrar entre las nubes las condiciones de la roca, muy parecidas a las que nos encontraremos mañana en la cara Este de Cap. Efectivamente como habíamos pensado la pared se presenta recubierta de hielo y nieve a causa de los fuertes vientos.
A la mañana siguiente no madrugamos demasiado, al ser cara este el sol le dará de lleno a la roca desde primera hora y con un poco de suerte hará practicable la escalada en el transcurso del día.
La aproximación se hace relajada. Pasamos a los pies de la majestuosa cara este del Tacul, con todas
sus líneas dibujadas, preguntándonos si nos habremos equivocado de
actividad, pero la decisión esta tomada, el Grand Capucin nos espera.
A los pies del Pettite sorteamos algunas grietas que por lo pronto de
la estación se encuentran bastante tapadas. Poco a poco
vamos ganando altura y se presenta majestuosa e imponente sobre
nuestras cabezas la gran Cara Este de esta grandiosa aguja.
Según nos vamos
acercando, adaptamos los planes iniciales. Nuestra primera intención es escalar
los primeros largos de otra vía mas directa para acceder a la
"Bonatti", pero nos damos cuenta de lo impracticable que
esto supone a causa del hielo que tapona las fisuras. Tendremos que elegir el itineraria original que accede a la pared por
la canal de la izquierda y hace una gran travesía por terreno mixto
"fácil" hasta el centro de la misma.
La canal la
encontramos con mucha nieve recién caída. Felix va en cabeza
abriendo huella por encima de la rodilla, vamos en ensamble hasta que
poco a poco el terreno se va volviendo mas difícil y vertical. Es el
momento de comenzar la travesía. Según vamos escalando la
incertidumbre va en aumento, a caído mucha nieve reciente y la roca
esta en condiciones invernales, el sol calienta de lleno y nos da
esperanzas a la vez que nos manda innumerables proyectiles en forma
de hielo.
Durante la
travesía llegamos a una reunión de paraboles donde a partir de aquí
la escalada con la bota se vuelve impracticable. En este punto
hacemos nuestro nido de material y dejamos una mochila con los
crampones piolet, botas, etc. y nos llevamos los frontales algo de
comida, un litro y media de agua, un plumas ligero y los calcetines. La
ligereza en esta vía tan desplomada nos hará ganar velocidad a lo
largo de esta enrevesada ruta. Hay que tener en cuenta que aunque
solo sean cuatrocientos metros de desnivel vertical, la vía tiene
catorce largos, que difícilmente podremos empalmar, así que no
debemos dormirnos en los laureles.
Gracias a que llevamos una semana escalando en el granito Chamoñardo podemos plantearnos una escalada enteramente en libre. Una ascensión de estas características en este estilo seria como un sueño hecho realidad. El grado, sin ser de extrema dificultad, es bastante picante, el 90% de los largo son de sexto, pero la roca y el equipamiento es tan bueno que permite forzar la escalada al limite.
A medida que vamos ascendiendo el sol hace efecto y la pared se va limpiando y secando, la roca se calienta y el tacto se vuelve mas agradable. El primer largo difícil me hace exprimirme mas de lo esperado, 6B+ de diedro ciego en el que los antiguos clavaderos nos ayudarán en la progresión. En seguida nos damos cuenta de que si queremos liberar toda la pared deberemos dar lo mejor de nosotros durante muchos largos.
Diedro tras
diedro, fisura tras fisura, la escalada se vuelve mas desplomada y
difícil. En la quinta reunión la vía hace una travesía hacia la
derecha para encarar el famoso muro de 40m, pero encima de nuestras
cabezas se abre el diedro-desplome mas increíble que hayamos visto en
nuestra vida, a si que no hay opción, las ganas y la motivación nos
obligan a seguir la vertical y pronto me veo escalando la
impresionante fisura. A mitad, el largo se interrumpe por un
monstruoso desplome de unos cinco metros con un enorme tricamp
empotrado en el fondo de su fisura, que se sortea con una travesía en
bavaresa invertida con los pies en adherencia, hasta que otra vez la
cosa se pone vertical y salimos a la reunión de la vía Directes des
Capucin.
En una de las reuniones perdemos uno de los reversos que nos permiten asegurar la escalada y una vez en la cumbre facilitar nuestro descenso en rapel, así que a partir de aquí el nudo dinámico será mi mejor aliado para sustituir el reverso perdido.
En este largo Felix se confunde de la ruta y hace un A2 completamente gratuito. Para volver a la vía tenemos que rapelar este tramo para volver al itinerario correcto, lo que nos hace perder un valioso tiempo.
Empieza a notarse la tensión, la tarde nos envuelve, y con ella llega el frio. Ttodavía nos quedan dos largos duros. Comienzo el primero y lo consigo liberar hasta la siguiente reunión, pero cuando llego a esta tomo la mala decisión de empalmar el siguiente largo. La escalada es difícil y yo estoy realmente cansado, chapo un clavo dudoso y meto un camalot rojo, el paso es desplomado y los cantos son realmente romos. Supero el desplome y voy a chapar otro clavo, pero cuando echo mano de una expres me doy cuenta de que tengo el arnés vacío y no puedo anclarme al clavo de ninguna manera. Cada vez estoy mas cansado, la situación es muy estresante, hasta que al final las fuerzas me abandonan y caigo sir remedio golpeando fuertemente con mi pie derecho en una repisa cinco metros mas abajo. La caída no ha sido del todo mala, pero siento un intenso dolor en el pie, lanzo numerosos gritos e improperios, menuda CAGADA!!! Consigo quitarme el pie de gato, el pie a primera vista parece que no esta roto, pero el dolor es muy intenso. Monto reunión y hago que suba Felix. A partir de aquí la escalada se convierte en un ejercicio de supervivencia. Hago los dos últimos largos que restan a la cumbre de segundo con el pie de gato en chancla ya que me resulta imposible calzarme el hinchado pie. Por muy fácil que sea la escalada en este tramo la progresión se vuelve durísima a causa del dolor y lo peor de todo es que una vez crucemos la cumbre habrá que descender rapelando por la vía de los Suizos en la otra vertiente de la montaña.
Sobre las ocho de la tarde pisamos la cumbre, me tomo dos Ibuprofenos del tirón y comenzamos los rapeles por lo que imaginamos será la "línea correcta". Según bajamos vamos enlazando rapel tras rapel, hasta que llegamos a un punto en que encadenamos dos seguidos para ahorrar tiempo. Mala maniobra, ya que al recuperar las cuerdas una de ellas se queda atrapada en una repisa cuarenta metros por encima de nuestras cabezas. La situación se vuelve mas tensa por momentos, tenemos que tomar una decisión rápida si no queremos pasar la noche en la pared.
Las opciones son dos, abandonar una cuerda y seguir bajando con la otra, lo que implicaría tirar mas rapeles de lo normal y abandonar en consecuencia gran parte de nuestro material, o escalar el largo que tenemos por encima nuestro hasta llegar a recuperar la cuerda. Por supuesto esa decisión la toma Felix, ya que él es quien tendrá que escalar, y asi lo hace; se coloca el material en el arnes y comienza a escalar con una sola cuerda mientras se auto asegura de la que esta atascada. La progresión es muy lenta, el largo es difícil y el esta muy cansado. Casi en todo momento progresa en artificial y cada poco tiempo tiene que se detener para recuperarse de los calambres que sufre en sus agotados miembros. A los veinticinco metros ya apenas le que da material para seguir escalando, así que otra vez hay que decidir. Esta vez la decisión resulta fácil, monta una reunión triangulando un clavo y un fisurero, corta la cuerda atascada y rapela hasta donde estoy yo. Ahora tenemos cuarenta metros de rapel para seguir bajando, asi que me lanzo al vacio esperando que la cuerda me llegue para alcanzar el siguiente emplazamiento. Esta vez la suerte esta de nuestra parte y los cortos rapeles se van sucediendo, hasta que alcanzamos la vira. Una vez aquí un corto destrepe por nieve con los pies de gato nos deposita en nuestro nido de material. A duras penas consigo meter el pie en la bota y ya en medio de la noche a la luz de las frontales seguimos nuestro largo descenso. Después de tres rapeles más estamos en la rimalla del glaciar a los pies de la pared, ahora solo quedan dos largas horas de agonía para llegar a la tienda.
A la una de la madrugada llegamos al calor de nuestro vivac, el cansancio es extremo después de diecinueve horas ininterrunpidas de actividad, mi pie esta realmente mal, su tamaño es casi del doble y un monton de tonos morados empiezan a pintarlo desde el talón hasta dedo gordo, pero ya da igual estamos a salvo y todas las calamidades pasan a ser un lejano recuerdo en el letargo de la noche.
Buff
ResponderEliminarMe alegro que todo acabara bien, mucha sangre fría demostrasteis
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