Hablar de Christian Ravier, es hablar de una institución en el pirineismo actual. Cuando el escalador repite una vía abierta por el, ya sabe lo que te va a encontrar, el alto compromiso que acepta, va de la mano del bajo equipamiento fijo, pero esto.... es como si se hubiera quedado sin presupuesto.
Imagino que parte de de culpa de esta obra maestra la tendrán sus dos jóvenes amigos que ultimamente le acompañan en todas sus aperturas. Tanto Martín, como Remi, son dos excepcionales escaladores con un "coco" a prueba de bombas y eso se nota tanto en el tercer como el quinto largo, que dan total sentido a eso que dicen del "grado obligado".
En definitiva, una vía única, con una roca excelente en casi todo su recorrido, y abierta con una mentalidad diferente, apta para amantes de la escalada muy limpia.
La pared en cuestión. La vía recorre su flanco izquierdo.
El croquis que esta en la pagina de Christian, Rock & Tapas.
Aspecto tétrico en el inicio de la vía.
Arkaitz en el segundo largo, 6B+.
Yo al inicio del tercer largo, 7A+. Comienza por una panza asegurada por un parabolt y luego se adentra en una enorme placa naranja de cantos increíbles. Este tono anaranjado poco a poco va cambiando hacia el gris según van disminuyendo los agarres, hasta que, simplemente se convierten en pequeñas rugosidades en la roca, y es entonces cuando viene el paso "obligado" protegido por un mal micro a unos dos metros y un parablot a mas de cinco metros, un buen lugar donde buscar La Fe.
La repisa de la mitad de la vía. A la bajada hay que recorrerla para ir a buscar el árbol que da inicio a los dos últimos rápeles que se realizan por la vía Frescor Caribeño.
La llegada a la quinta reunión, otra sección que pondrá a prueba nuestro aplomo como escaladores.
El sexto largo. Una placa de 7A, mucho mas amable y disfrutona que las anteriores, con un equipamiento no tan exiguo.
El ultimo largo, comienza con una sección de bloque de 7A+ bastante dura, pero muy bien protegida. Luego se adentra en una bonita fisura de 6B que se traga los friens a cañón.
Los rapeles están relativamente equipados con algunos cordinos viejos, que habrá que sustituir, y hay que ir muy atentos en chapar la cuerda ya que no son verticales para nada.
La aproximación a la pared es larga, una hora optimista, y la pista que da acceso con el coche esta bastante rota, así que cuidado con los que tengáis especial aprecio a vuestro coche.